Estas células se encuentran diversos tejidos del cuerpo, como la médula ósea, la piel y la grasa. Se caracterizan por su capacidad de sobrevivir en condiciones de estrés y diferenciarse en múltiples tipos celulares sin necesidad de manipulación genética. El tratamiento con células MUSE es considerado más seguro que otros tipos de terapia con células madre, pero aún está en fase de investigación y puede presentar complicaciones potenciales, dependiendo del método de administración y la condición del paciente.

En comparación con otras terapias con células madre, las células MUSE son consideradas seguras y no tumorígenas, ya que no requieren manipulación genética. Sin embargo, su uso clínico aún está en estudio, y se recomienda que solo se administren en entornos médicos especializados y bajo protocolos aprobados.